Las estrategias y técnicas de los tratamientos se adecuan a las necesidades propias y, a la personalidad en cada caso, la finalidad es desarrollar y potencializar las características y comportamientos más adecuados y adaptativos, como por ejemplo desarrollar la inteligencia emocional, incrementar la capacidad de relacionarse de forma satisfactoria, entrenar al pensamiento flexible, la toma de decisiones, la solución de conflictos, la resiliencia y, fomentar hábitos saludables, lo que permite contribuir a vivir en armonía, incrementar el bienestar, la satisfacción personal y mejorar la calidad de vida.